imagen2

"Una nación que mata a sus hijos en el vientre ha perdido su alma"

Beata Madre Teresa de Calcuta

Mamá, te escribí una carta porque te amo y siempre te amaré
"Yo seré tu padre, yo seré tu madre nada te faltará"
Magnolia Alondra's

Madre, aunque tú no quisiste que yo naciera, no puedi dehar de decirte Mamá. Te escribo desde el cielo para explicarte lo feliz que estaba, desde que comencé a vivir en tu vientre. Yo deseaba nacer, conocerte y pensaa que algún día llegaría a ser un niño alegre. Soñaba con ir a la escuela y llegar a ser un hombre importante. Yo creía que, cuando cumpliear los nueve meses de estar junto a tu corazón y naciera, todos se iban a alegrar en casa con mi llegada. Pero tú no pensabas igual que yo… ¿verdad mamá? Y un día, cuando yo estaba tan contento jugando en lo más recóndito de tus divinas entrañas, sentí algo extraño…, que no sabía explicártelo, algo que me hizo temblar. ¡Sentí que me quitaban la vida!.

Yo quise defenderme…, pero la muerte, con implacable y metálica voz, me sorprendió, cuando en tu vientre jugaba tan contento, pensando sólo en nacer para adorarte. Entonces comprendí que me quitaban la vida. Dime mamá, ¿Quién podría entrar dentro de tí y llegar hasta donde tan seguro me hallaba para matarme? ¿Quién sabía que estaba allí tan guardadito? ¿Quién fue mamá? ¿Dónde estabas tú, que no me denfendiste? No sé lo que llegué a pensar… perdóname, pero por un momento el negro cuertvo de la duda pasó por mi mente y creí que tú habrías podido hacerlo.

Pero no, perdona mi mal pensamiento… ¿Cómo iba yo a comprender que una madre matara a su hijo, cuando en casa no estorba ni el gato ni el televisor?

Ahora, mamá, ya lo sé todo. Estoy aquí en otro mundo, y un compañero que tuvo igual fortuna que yo me ha dicho que si, que fuiste tú, porque dice que hay madres que «matan a sus hijos» antes de nacer. Madre, ¿cómo pudiste matarme?, ¿Cómo es posible que hicieras tal cosa conmigo?, ¿Pensabas acaso comprar un lavaplatos o una lavadora con los gastos que yo te ocasionara?, ¿O te avergonzaste de mi, porque yo no era hijo de tu esposo?. El mal consejo que te dieron lo escuchaste «antes de oír a tu corazón». Yo que tenía tantas ilusiones… Tú me las quitaste todas.

Otro tipo de razones a más, yo pensaba ser un buen ingeniero, sacerdote o santo… Hubiera podido ser un buen hijo y un buen padre, pero tú me lo negaste todo.

¿Sabes una cosa, mamá?… Ayer estuve conversando con Dios y le pedí, por favor, que me aclararase la verdad de mi muerte. Él me abrazó tierna y cariñosamente y me dijo muchas cosas…, las palabras más alentadoras y maravillosas que jamás escuché. Las mismas que «siempre soñé escuchar de tus labios de madre», cuando todavía esperaba que un día me «arrullase en tus brazos».

Me dijo también que sólo Él es dueño de la vida,  y que nadie «tiene derecho ni poder para quitarla». Por mis ojos, madre, corrían torrentes de lágrimas, pero Dios me estrechó contra su pecho y me susurró tiernamente «Pequeñito mío, si tú no tienes madre, yo te doy la mía». Y me presentó a la Virgen María…,  y ella me ha dado todo lo que tú me negaste.

Mamá, antes de despedirme de ti, voy a pedirte un favor…, que esta carta que te escribo se la leas a tus amigas…, a todas las futuras mamás del mundo, para «que no cometan el mounstroso error que tú cometiste conmigo». Te envpio todo ese cariño «que hubiera querido darte en vida, y te pido que te arrepientas» de lo que hiciste con tu «hijo que nunca nació».

El mejor Ginecológico

Llega una mujer muy asustada al consultorio de su ginecólogo y le dice:

– Doctor, por favor ayúdeme, tengo un problema muy serio. Mi bebé aún no cumple un año y ya estoy de nuevo embarazada. No quiero tener hijos en tan poco tiempo, prefiero un espacio mayor entre uno y otro…

El médico le preguntó:
– Muy bien ¿qué quiere que yo haga?

Ella respondió:
– Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda.

El médico se quedó pensando un poco y después de algún tiempo le dice:
– Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y menos peligroso para usted.

La mujer sonrió, pensando que el médico acepataría ayudarla.

Él siguió hablando…
– Vea señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos. Así usted tendrá un período de descanso hasta que el otro niño nasca. Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños. Y hasta es más fácil sacrificar este que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo.

La mujer se asustó y dijo:
– ¡No, doctor! ¡Qué horror! ¡Matar a un niño es un crimen!
También pienso lo mismo señora, pero me pareció usted tan convencida de eso, que por un momento pensé en ayudarla.

El médico sonrió y después de algunas consideraciones, vió que su lección surtía efecto.

Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya nació y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno.

Scroll al inicio